La ciencia es estimada por la sociedad porque el uso del conocimiento científico ayuda a integrar muchas necesidades humanas básicas y otras más complejas para mejorar el nivel de vida. Hallar una cura para el cáncer y una manera limpia de energía son solo dos modelos de actualidad.
De forma similar, a menudo se demuestra al público que la ciencia impulsa el desarrollo económico, que se considera un regreso de la inversión para la financiación pública. Durante los últimos años, ha surgido otro objetivo de la ciencia: hallar la forma de usar racionalmente los recursos naturales para avalar su continuidad y la continuidad de la humanidad misma; un atrevimiento que en la actualidad se conoce como “sostenibilidad”.
La investigación y la tecnología van de la mano
Los científicos en muchas ocasiones justifican su trabajo usando estos y otras demostraciones similares, actualmente relacionado a la salud personal y una mayor expectativa de vida, el progreso tecnológico, las ganancias financieras y/o la sostenibilidad, para afirmar el financiamiento y ganar aprobación social. Señalan que la mayoría de las herramientas, tecnologías y medicinas que utilizamos actualmente son productos o subproductos derivados de la investigación, desde bolígrafos hasta grandes cohetes y desde calmantes hasta trasplantes de órganos. Esta aplicación gradual del conocimiento científico quedo plasmada en el libro de Isaac Asimov, en medio de una Cronología de la ciencia y el hallazgo, que describe asombrosamente cómo la ciencia ha dado una mejor forma al mundo, desde el hallazgo del fuego hasta el siglo XX.
Se sigue investigando para mostrar mejores cambios científicos
Aunque, existe otra aplicación para la ciencia que se ha desconocido en gran medida, pero que posee un gran potencial para abordar los retos que afronta la humanidad en la educación actual. Es momento de considerar dignamente cómo la ciencia y la investigación logran contribuir en el aprendizaje en todos los niveles de la humanidad; no solo para implicar a más personas en la investigación y mostrarle sobre el conocimiento científico, sino igualmente para ofrecerles una comprensión básica de cómo la ciencia dio forma al mundo y sobre todo a la civilización humana. La educación podría pasar a ser la aplicación más importante de la ciencia las siguientes décadas.
Una mejor y mayor educación de los ciudadanos igualmente permitiría una discusión informado y la toma de disposiciones sobre la aplicación justa y razonable de las nuevas tecnologías, lo que ayudaría a emprender dificultades como la desigualdad social y el mal uso de los hallazgos científicos. Por ejemplo, una persona podría percibir un incremento en la esperanza y bienestar de la vida como una meta positiva y no reflexionaría las dificultades actuales de desigualdad relacionadas con el suministro de alimentos y otros recursos de salud.