Si un matrimonio deja de estar fundamentado en el amor, el respeto mutuo y las ganas de compartir el resto de los días en unión, lo más sano es divorciarse. No hay que hacer grandes dramas y ni llevarse las manos a la cabeza: se trata de una decisión completamente habitual que muchas parejas toman por el bien de ambos. Ahora bien, ¿qué sucede con los niños en este tipo de trámites? ¿Cuál es la mejor forma de actuar? Cada vez es más frecuente que los progenitores se acojan al régimen de custodia compartida, lo cual trae notables ventajas para todos los implicados en esta cuestión familiar.
En qué consiste exactamente la custodia compartida
A lo largo de los últimos años y coincidiendo con el aumento de la tasa de divorcios, la custodia compartida se ha convertido en la modalidad más común en el caso de los divorcios. Sin embargo, es importante comentar que esto no supone que ambos progenitores tengan exactamente los mismos días de guarda de los niños; sino que se asemejan en gran medida. De este modo, las dos partes se aplicarán de forma equitativa en la infancia de los pequeños.
Mientras que, hasta no hace mucho, lo más común es que las madres fueran las encargadas de asumir esta labor de crianza, durante la última década esto ha cambiado. Dicha compensación beneficia, en primer término, a los niños. Las dos figuras paternas son esenciales en esta etapa de la vida y prescindir de una de ellas puede suponer un trauma. De hecho, cada vez son más las parejas que ponen por encima de todas las cosas el bienestar de sus hijos y deciden respetar el núcleo del hogar; pasando a ser los padres quienes cambian de casa según la semana que le corresponda a cada uno.
En cuanto al propio proceso de divorcio, la custodia compartida también incentiva que todo se resuelva por la vía más rápida y con el menor número de discusiones en el proceso. Ambas partes tendrán la tranquilidad de saber que van a participar en la crianza y la educación de sus hijos, por lo que dejarán de tomarse esta separación como una lucha. Ahora bien, se antoja crucial hacer un trabajo emocional y aprender a tratar con la ex pareja una vez el divorcio llegue a su fin. Un ejemplo de entendimiento y respeto que los propios niños apreciará cada vez que los vean interactuar.
Custodia compartida 2-2-3, el método más popular
Como bien hemos comentado, no hay un solo método que se pueda aplicar en la custodia compartida y cada relación es un mundo. En este orden de ideas, destaca en gran medida la conocida como custodia compartida 2-2-3: una estructura equitativa y justa para que ambas partes se impliquen por igual en la infancia de los hijos. El sistema consiste en dejar dos días para un progenitor, como el lunes y el martes, dos para el otro, miércoles y jueves, mientras que el fin de semana, viernes, sábado y domingo, sería alterno.
Más allá del reparto equitativo en la custodia, hay que destacar que este sistema es especialmente beneficioso para los niños como fruto de la estabilidad que genera. Es fundamental que los pequeños tengan un calendario claro para así organizar una rutina eficiente. Por consiguiente, si se deja claro desde un principio cuándo toca estar con una parte y cuándo con otra, los hijos no sentirás ese caos que muchas veces terminan siendo los divorcios mal organizados.
Desde hace diez años, la custodia compartida es preferente en España; por lo que los juzgados la suelen conceder en la gran mayoría de los casos. Sin embargo, en caso de que estés pasando por un litigio de divorcio contencioso, es importante que te dejes ayudar por los mejores abogados de familia en aras de obtener el éxito en esta materia. Porque tanto tu bienestar emocional como el de tus pequeños está en juego y todo se debe resolver de la manera más satisfactoria posible.