Se trata de una normativa muy importante para industrias que realizan su actividad dentro del sector alimentario, también lo es para particulares o trabajadores en general que llevan a cabo tareas relacionadas con esta área.
Cuando se habla de manipulador de alimentos se está haciendo referencia a aquella persona en cuya actividad laboral tiene contacto con alimentos, independientemente de la fase en la que se encuentre. El contacto puede ser directo o indirecto las fases consideradas como manipulación de alimentos son la transformación, la preparación, elaboración, fabricación, almacenamiento, envasado, distribución, suministro, venta, servicio o transporte.
Para poder desarrollar cualquiera de estas tareas, los profesionales deben sacarse un curso, si bien, la normativa en los últimos tiempos ha cambiado, es por ello que es muy importante conocer en qué estado se encuentra ahora y cuáles son las modificaciones principales.
Qué hay que saber sobre la normativa actual
En la actualidad, el certificado de manipulador de alimentos como tal, ya no existe, no obstante, sí sigue siendo obligatorio contar con una formación similar para llevar a cabo las tareas anteriormente citadas.
Hay que decir que, en el actual documento, no se establece de manera directa esta obligatoriedad, si bien, sí que se recogen todas las sanciones que pueden tener aquellas personas que no cumplan con este requisito. Es decir, dentro de los puntos que se incluyen, se puede leer claramente que esta formación debe estar 100% acreditada y poder demostrarse en cualquier momento que se necesite.
Como no podía ser de otra manera, la certificación se hace a partir de un documento oficial que acredite que la persona en cuestión ha hecho esa formación. Habitualmente, este tipo de documentos lo pueden emitir las academias o centros que están habilitados para este fin, sabiendo que, por norma general, en ellos los usuarios que necesiten contar con esta acreditación se pueden apuntar a un curso de manipulación de alimentos online o presencial sin ningún tipo de problema.
¿En qué casos se necesita esta acreditación?
Prácticamente, cualquier persona que desarrolle su actividad laboral dentro del sector alimentario debe contar con esta acreditación, ya que es esencial que cuenten con los conocimientos adecuados para dicha manipulación, y así evitar riesgos a los consumidores.
En este sentido, en muchas industrias y sectores se vuelve obligatorio contar con esta certificación. Así, deben tenerla aquellas personas que formen parte de empresas alimentarias en general. También es imprescindible para trabajar en bares y restaurantes, al igual que en comedores de residencias o colegios.
De igual modo, hay que tener el documento acreditativo a la hora de trabajar en tiendas de alimentación o en hospitales, entre otros.
¿Hay que renovar este certificado?
Con respecto a esto, hay que decir que la normativa sobre manipulación de alimentos no es del todo explícita, puesto que el reglamento no habla de determinados plazos o tiempos. Todo se deja en manos de las empresas que están obligadas a contar con esta certificación, con base en los planes que hayan establecido al respecto.
En cualquier caso, lo más recomendable es que esta acreditación se renueve cada 4 años, aproximadamente, que es el tiempo que se establecía en la anterior norma. Si bien, dependiendo de la actividad que se desarrolle, estos plazos podrían acortarse.
Normativa actual
Actualmente, en relación con la manipulación de alimentos, se puede hablar de 4 normas esenciales por las que se rige esta área. De esta forma, la primera de ellas es el Reglamento (CE) 852/2004, creado por el Parlamento Europeo y del Consejo, para establecer todas las normas de carácter general que se deben tener con respecto a la higiene y seguridad en los alimentos. Es una norma genérica para todas las entidades que trabajan en el sector alimentario, sin distinciones.
Por otro lado, está el Real Decreto 109/2010, que se adapta a las nuevas leyes sobre el libre acceso de este tipo de actividad.
Asimismo, hay que mencionar el Reglamento (UE) 1169/2011, que es el que se conoce popularmente como ley de alérgenos, en la cual se establece la obligatoriedad a las empresas de informar a los consumidores sobre los alérgenos que tienen cada uno de los productos que se venden. Esta norma afecta principalmente a restaurantes, bares, hoteles, cafeterías, tiendas de alimentación, comedores o supermercados.
Por último, está el Reglamento UE 2017/2158 que delimita el uso masivo de acrilamida en los alimentos.