Desde tiempos muy antiguos, los problemas de visión han sido uno de los que más han afectado al ser humano. Tal como recoge la historia, grandes personajes como el orador romano Cicerón reconoció en su vejez que no podía ver correctamente y necesitaba de la ayuda de sus esclavos para que le leyesen los textos que manejaba. La historia también nos cuenta que el emperador romano Nerón utilizaba un dispositivo con una especie de piedra verde transparente para ver mejor las batallas de gladiadores, unos síntomas que probablemente estuvieran relacionados con los problemas para ver de lejos.
Por eso no es extraño que, dentro de las diferentes aplicaciones de la medicina de cara a mejorar el bienestar de los seres humanos, las opciones relacionadas con la óptica sean de las más habituales. Para que pongas al día tus conocimientos vamos a ver cuáles son las opciones más interesantes actualmente aunque antes de decidirte por alguna de ellas, es necesario que un profesional de la salud visual se encargue de diagnosticar tu dolencia concreta y de ofrecerte la solución más adecuada conforme a tus necesidades específicas.
Las gafas
Las gafas han sido el primer remedio históricamente adoptado por el hombre para tratar los problemas de visión. Aunque son varias las ubicaciones históricas en las que se sitúa su invención, en los escritos del astrónomo árabe Alhacén, allá por finales del siglo IX, ya se hablaba de una piedra de lectura, que no era más que una aplicación muy primitiva de lo que hoy conocemos como lupa. Este astrónomo escribió un libro de óptica que fue traducido al latín en 1240 y despertó el interés de numerosos monjes.
Recordemos que en esta época dichos monjes tenían entre sus cometidos el de leer y copiar documentos, por lo que mantener una visión adecuada resultaba fundamental. Por eso no es de extrañar que antes de finalizar el siglo XII se inventaran las primeras gafas. Su invención se produce en Murano, famosa por sus fábricas de cristal, donde utilizaban una lente esmerilada convexa para tratar los síntomas de la presbicia. Un siglo más tarde llegaron los modelos con lentes cóncavas para tratar la miopía. Inicialmente estas lentes se colocaban sobre soportes articulados que debían sujetarse manualmente, aunque poco más tarde ya se crearon las patillas para sujetar las gafas sobre los ojos.
En la actualidad, las gafas son la solución más práctica y sencilla para resolver cualquier problema de visión. Los avances en el desarrollo óptico y el tallado del cristal permiten ofrecer soluciones elegantes incluso para los problemas visuales más complejos. Además, los nuevos cristales de las gafas ofrecen una mayor durabilidad y resistencia, incluyendo tratamientos específicos contra el rayado o el deslumbramiento. Todo ello sin olvidar que las gafas, hoy día, se han convertido en un artículo de moda, ideal para cambiar nuestra imagen.
Las lentillas
No cabe duda de que, pese a todo lo que han evolucionado las gafas, son muchas las personas a las que no les gusta llevarlas o prefieren opciones más cómodas. A fin de cuentas, unas gafas pueden caerse en el momento en que inclinamos un poco la cabeza o la movemos con algo de fuerza, además de no ser una opción adecuada si hacemos deporte. Para todos estos usuarios se inventaron las lentillas.
Las lentes de contacto no son más que una simplificación de las gafas, utilizando diferentes plásticos permeables y otros materiales similares como el hidrogel para crear las mismas lentes que se colocan sobre las monturas, pero en un formato que encaja sobre el globo ocular. Esto evita la necesidad de tener que llevar gafas, sin que el usuario tenga que renunciar a una buena visión. Un aspecto que contribuye a una oferta cada vez más amplia de graduaciones y ajustes para estas lentillas, que hoy día incluso son adecuadas para aquellos usuarios cuyas combinaciones de graduación antes no estaban cubiertas por los fabricantes.
Los profesionales del sector también ofrecen actualmente soluciones cada vez más cómodas y duraderas, a costes más económicos y con planteamientos más fáciles de utilizar y mantener.
La cirugía
Tradicionalmente, la cirugía ocular se había limitado a las operaciones más graves tales como la presencia de cataratas, los desprendimientos de retina y otros problemas de cierta entidad. Sin embargo, los avances en la tecnología láser han permitido utilizar técnicas modernas para corregir fácilmente problemas de miopía, hipermetropía y astigmatismo sobre los ojos de forma segura y sencilla.
Esta tecnología utiliza el poder y la precisión del láser para corregir aquellos defectos que pueda tener el ojo y que provoquen problemas de visión. Mediante la aplicación de técnicas que hoy día están más que consolidadas, la operación en sí apenas lleva unos minutos y los procesos de recuperación del paciente se reducen de forma considerable. Todo ello sin olvidar unos resultados de tal calidad que incluso es habitual que permitan a los usuarios olvidarse de las gafas o de las lentillas, así que este tipo de operaciones puede convertirse en una buena alternativa para aquellos usuarios que deseen recuperar la juventud de su visión y su buen estado.
No obstante, esta cirugía también tiene un par de cuestiones que conviene conocer. Uno de sus inconvenientes es el coste de estas operaciones. Aunque es cierto que este se ha reducido en los últimos tiempos de forma considerable, todavía puede suponer un importe demasiado elevado para ciertos usuarios, aun cuando a la larga seguramente van a ahorrar dinero si la cirugía es capaz de eliminar la necesidad de usar gafas o lentillas.
El otro inconveniente que fundamentalmente tienen estas operaciones es el periodo de recuperación total de las cicatrices generadas durante la misma. Un periodo que puede llegar a los 6 meses y que obliga al paciente a tener ciertos cuidados durante el mismo, evitando hacer esfuerzos importantes durante las primeras semanas. Tampoco deben usarse cosméticos y otros productos similares en el entorno del ojo durante este tiempo. Finalmente, es importante saber que el proceso de cirugía visual no es instantáneo, sino que durante el plazo que hemos mencionado se irán produciendo mejoras en la visión. Esto puede resultar molesto hasta que se consigue la recuperación total, que como hemos citado anteriormente, suele durar en torno a seis meses.