Los proyectores, que hace años quedaban relegados al ámbito profesional y al ocio comercial, son cada vez más populares a escala doméstica. El cambio se debe a la gran evolución tecnológica que han sufrido, lo que les ha permitido adaptarse a los nuevos estándares de calidad de video y ofrecer posibilidades antes impensables.
Gracias a los nuevos proyectores, es perfectamente posible disfrutar de imagen en definiciones de primera categoría con unos tamaños de visualización reservados a televisores muchas veces más caros que el propio proyector. El cine en casa no es solo posible, sino también barato.
El único problema es que es una tecnología mucho menos conocida que la de los televisores, y animarse a comprar un proyector sin ser un experto en la materia puede resultar intimidante por el miedo a hacer una mala inversión. Estos son los principales consejos para elegir un proyector para tu casa.
Tipo de proyector
No todos los proyectores generan la imagen usando el mismo tipo de tecnología. De hecho, hay tres grandes grupos, y aunque todos pueden ser óptimos, ofrecen características distintas. Los proyectores LCD destacan por ofrecer colores más naturales y muy buena luminosidad de color, aunque pierden en profundidad de negros y blancos brillantes.
Los DLP destacan justo en esto último, con un nivel de contraste, de brillo y de nitidez excepcionales, siendo muy apropiados para espacios con luz ambiental. Pierden, a cambio, en la fidelidad de color, aunque los modelos de mayor gama solucionan este problema.
Los proyectores LCoS intentan ofrecer un punto medio, con las ventajas de las dos tecnologías anteriores y procurando minimizar sus defectos. Son más caros habitualmente, aunque también una gran opción para los cinéfilos más exigentes.
Resolución
De la resolución depende lo que percibimos en gran medida como calidad de imagen. Para conseguir un efecto lo más cercano posible al de una pantalla de cine, y teniendo en cuenta que lo ideal es que el proyector trabaje con archivos audiovisuales de su misma resolución nativa, lo más práctico actualmente será buscar resoluciones nativas UHD o 4K, sobre todo con superficies grandes de proyección.
Una resolución Full HD puede ser suficiente para una gran cantidad de contenidos y público, pero en una pantalla grande, la falta de una mayor calidad de imagen se echará en falta.
Por otro lado, una resolución superior, como 8K, es posible, pero la falta de contenidos en una resolución tan alta hace que sea muy difícil aprovechar esta tecnología aún. Además, en la mayoría de casos no se trata de un 8K nativo, sino de un 4K reescalado, con un resultado a medio camino entre los dos.
Fuente de luz
El proyector necesita una fuente de luz que enviar hasta la pantalla de proyección. También las hay de distintos tipos:
Las lámparas de gas de alta presión son una de las tecnologías más comunes entre los modelos baratos. Su vida útil es bastante limitada, su luminosidad es suficiente pero no sobresaliente, y además se degrada notablemente con el paso del tiempo. También necesitan unos minutos para calentarse.
Las fuentes de luz LED tienen una vida útil muy superior, además de no degradarse y ser energéticamente muy eficientes, con modelos de diseño compacto y fáciles de transportar.
Finalmente, las fuentes de luz láser son las que ofrecen una mayor luminosidad por mucho y la vida útil más larga, sin pérdida de calidad apreciable con el tiempo. Como es de esperar, esta es también, lógicamente, la tecnología más cara.
Consideraciones finales
Teniendo lo básico en cuenta, ya sabes lo más necesario para poder aventurarte y elegir entre los proyectores baratos recomendados en esta lista. Recuerda que, dependiendo de la luminosidad de la sala que vayas a usar, necesitarás un proyector con mayor entrega de luz. Una habitación oscura tendrá suficiente con unos 1.000 lúmenes si no eres muy exigente, pero cuanta más luz ambiental, más lúmenes necesitará tu proyector.