Es indudable que nada bueno se desarrollara fuera de la “zona de confort”, igualmente es verdad que los grandes resultados solo se logran operando al margen opuesto: la “zona de incomodidad”. Es un medio donde se juega la alianza más competitiva del trabajo personal y profesional.
Tener una “zona de incomodidad” se ubica en los límites del desarrollo tradicional de las personas, sea cual fuese la gestión que estén realizando. Allí se presenta el potencial personal, la base de la que está elaborado y el tamaño que logra alcanzar. Si se aplica y se manifiesta en la “zona de incomodidad”, todo es progreso.
Zona de incomodidad
El avance no se fundamenta en crear “mejores condiciones” o más bienestar, en realidad es un resultado del trabajo en escenarios difíciles. Ninguna acción de creación disruptiva o invención ha sido fácil.
La mayoría de todas las personas, libremente de sus logros. Si se ha sentido “incómodo” realizando lo que hace, es posible que poco o nada alcance. De esto se fundamenta definitivamente la diferencia entre el descanso y el trabajo. Uno puede representar incomodidad (de todas formas), y el otro bienestar.
Actualmente, es importante pensar a qué hacen referencia los procedimientos en “zonas de incomodidad”, ya que no se trata tampoco de enredarse la vida.
La “incomodidad” está concernida al trabajo en argumentos extraños al “área de seguridad” en la que buscan descifrar todas las personas que se encuentran en su alrededor. La tan mencionada “zona de confort” puede llevarnos a una “zona de seguridad”.
Esto nos lleva a la naturaleza de la mente humana basada en la historia de su evolución. Todo se fundamenta en seguridad, desde las ya distantes cavernas hasta en esta era. El indicio básico de los circuitos cerebrales es ubicar al ser humano en situaciones seguras.
Todo acto o propósito que atente contra las situaciones que el cerebro relaciona a seguridad, está sumiso a impedimento y fricción.
Por eso que las “condiciones seguras” terminan siendo muy amplias, no se trata de comprenderlos como un deporte extremo. Se considera que el cerebro triúnico humano y su complejidad reptiliana, trabaja durante las situaciones de seguridad que logran parecer irrelevantes o inclusive absurdas. Por lo que ¡Esa es su función!
La “zona de confort”, termina siendo el espacio más favorable que va de la mano, con factores y sucesos que el cerebro piensa que es básicamente seguros.
Aunque trabajar o permanecer permanentemente en una “zona de incomodidad” nunca será sencillo.