Cuando se pretende presentar una buena idea que tenga la capacidad de ser millonarios, habitualmente pensamos en conocimientos revolucionarios y que sean futuristas; aunque, en ocasiones, la simplicidad logra ser un factor al éxito.
En este artículo daremos a conocer la historia de algunos inventos sencillos que consiguieron generar millones de dólares. Varios de estos inventos suelen ser absurdos, y otros son tan geniales que probablemente te harán expresar: “¿cómo no tuve esa idea?”.
Java Jacket
Es una funda de cartón destinada para tazas de café, un invento que sencillamente damos por hechos por su encantadora utilidad práctica; aunque antes de que existieran, llevar un café caliente era todo un reto.
Fidget Cube
Si tienes la costumbre de comer uñas, aprietas el botón de tu bolígrafo muy seguido o mueves las piernas la mayor parte del día, este es un invento, lo desearás tener. En el 2016, Mark y Matthew McLachlan, unos hermanos, se reunieron para pensar cuál sería su nuevo invento. Mientras la angustia y el estrés que les causaba el proceso se apoderaban de ellos, notaron que con sus piernas y manos realizaban movimientos y acciones involuntarias. Fue entonces cuando se les llegó esa brillante idea.
“Fidget Cube”, es un pequeño dado que su propósito es ayudar a relajarse, minimizar el estrés y aumentar su concentración en casa, el trabajo o en clase.
Flatulence Deodorizer
Nada más embarazoso que encontrarse en una reunión y que se nos escape un gas odorífero. Es una situación que millones de personas pasa, por diferentes molestias digestivas, y que continuamente están expulsando flatulencias. Para remediar este inconveniente, Brian Conant y Myra crearon el “Flatulence Deodorizer”, una especie de parche desechable antiolores que una persona puede colocar en su ropa interior.
Pet Rocks
Mientras disfrutaba de unas cervezas y conversaba sobre mascotas, Gary Dahl, un escritor publicitario norteamericano, expresó en broma que unas mascotas perfectas eran las piedras, pues estas no tenían que ser alimentadas, cuidadas, siempre permanecería donde uno las colocara y, lo mejor de todo no podían morir.
Meses después, lo que inició como una broma, algo comenzó a dar vueltas en la mente de Dahl. Y pues compro unas rocas por ¢1 centavo de dólar, les creo un empaque junto con un “manual de cuidados”, invirtió pocos dólares para la impresión de los empaques y las dejo a la venta como “Pet Rocks” en las de juguetes locales.