Belén Andrés, gallega y uno de los buzos voluntarios que integra el Grupo de Exploración del Moraig, una sociedad cuyas inmersiones intentan arrojar luz a diferentes aspectos de la vida submarina.
El año pasado el grupo de bomberos que forma parte del Ayuntamiento de Alicante, mediante su Unidad de Buceo, ayudó al Grupo de Exploración del Moraig (GEM), ofreciendo sus servicios en seguridad en la investigación del Moraig (Alicante), una importante cueva de agua dulce. Durante la expedición, lograron llegar a dónde nadie había antes.
Durante las maniobras prácticas estudiaron cómo se debía operar en una expedición donde el espacio que se desea alcanzar se encuentra a 3.000 metros desde el inicio de la cueva, en el mar. Tanto así que se vieron intervenidos un grupo de rescate en un área confinado, como una cueva marina o un pozo.
Tomaron en cuenta que la expedición fuera llevada en el mes de junio debido a que el nivel del acuífero suele encontrarse bajo la ausencia de precipitaciones, el oleaje no es muy alta y las temperaturas no son tan elevadas. Estos componentes ayudan en el traslado del material.
Los grupos involucrados realizaron las expediciones ubicando botellas de emergencia en espacios estratégicos que llegaron hasta 1.200 metros y alternando las instaladas que se encontraban maltratadas. Al día siguiente, consiguieron los 2.500 metros, y dieron inicio a los trabajos topográficos. Al tercer día ubicaron el sensor de corriente, trepando por el cable que se posicionó en la pared hasta un espacio elevado. Este sensor ayuda a conocer en tiempo real las situaciones de corriente y turbidez.
Nuevos retos
Belén no disfrutaba como lo ha hecho en sus veranos en Pontevedra, debido a que no le gustaba pisar la arena, tomar el sol y le daba miedo llegar a aguas muy profundas porque no veía nada debajo. Tuvo que a terminar Ingeniería de Telecomunicaciones y sentirse preparada mientras realizaba la tesis cuando el conocido bautizo de buceo en la región de Almería le dio un vistazo al futuro donde los fondos de los mares se hicieron parte de ella. De esta manera surgió su pasión por el buceo, cambiando la vida de la gallega que ha logrado se parte de esta y otras investigaciones relacionadas con el lecho marino.
Tras obtener el curso titulado como buceo Open Water y llevar a cabo muchas inmersiones, conoció el buceo técnico, destinado a bucear en cuevas, espacios a la deriva o a grandes profundidades. Considerando que las cuevas submarinas les han encantado, ya que es un medio donde se puede apreciar formaciones únicas, las paredes en el mar, y con una visión amplia que otra persona no ha logrado ver y estudiar.