Las nuevas generaciones de padres, en nada parecidos a los padres de la antigüedad, han intentado crear un falso vínculo con sus hijos, llenándolos de objetos y cosas materiales. Este es un evidente patrón de culpa, y quizá te preguntes ¿por qué culpa?; se debe precisamente a que los padres modernos no desean que sus hijos tengan las carencias que ellos tuvieron en su infancia, y por eso se vuelven padres complacientes; que cubren todo lo material, pero descuidan la disciplina.
¿Qué Caracteriza a los Padres Complacientes?
“Te daré todo lo que yo no tuve”
No sientas culpa por las carencias que tuviste de niño; contrariamente a como se piensa, los niños que no lo tienen todo, aprenden a valorar más las cosas que tienen y a reconocer el esfuerzo que hacen sus padres por darles todo lo que necesitan. Hay cosas indispensables que los hijos necesitan, como ropa, alimentación, estudio, entre otros, ese es nuestro deber; sin embargo, hay otras cosas que podemos decidir cómo y cuándo dárselas a nuestros hijos, es bueno que desde pequeños aprendan a saber que existen límites y que no siempre en la vida obtendrán lo que desean.
La Disciplina Moderna
Actualmente se cataloga de intolerantes, estrictos o hasta maltratadores a los padres que buscan establecer normas y velar porque se cumplan. La sociedad moderna está llena de complacencia; por eso lo vemos a nivel de pareja, en el trabajo, en la familia y amistades; y no escapa de esto la crianza de los hijos. Padre, la disciplina bien pensada y sin caer en los estribos del maltrato, es necesaria y muy valorada por nuestros hijos cuando crecen.
Lo más importante es no disciplinar a nuestros hijos cuando estamos molestos o irritados; lo mejor es esperar un tiempo prudente para hablar; siempre debes decirle a tu hijo por qué lo disciplinas, nunca subestimes su capacidad para entender y razonar; así es como verdaderamente se fijan en su mente y corazón el aprendizaje para cuando sea un adulto.
Y sobre todo, no creas que la disciplina es maltrato físico; es mejor recurrir a tácticas de castigo que son mucho más efectivas que pegarle a los hijos. Por ejemplo, puedes suspender algún beneficio que gocen los niños por un periodo de tiempo razonable y acorde con la edad, como televisión, videojuegos, etc.