Encontrar la fórmula para disfrutar de las vacaciones ideales solo es posible en España y tiene un denominador común: el mar. La mayoría de familias optan por las zonas de playa para su momento más relajante del año, que suele ser durante los meses de verano, y muchas de ellas están apuntando en la misma dirección. El alquiler de un barco para pasar una estancia vacacional es cada vez más habitual. Los precios adaptados a los diferentes tipos de públicos, el fácil acceso a las licencias o las comodidades de navegación presentes en el Mediterráneo, como se aprecia en las aguas de Santa Pola y en otras localidades costeras; son ingredientes muy apetecibles para disfrutar de unas vacaciones diferentes.
La principal ventaja de viajar en barco y, sin duda, uno de sus principales atractivos, es que permite una visión diferente del mar, pues los usuarios pueden disfrutar del agua desde dentro, en una posición privilegiada. La tranquilidad de las aguas mediterráneas, desde la Costa Dorada hasta la Costa del Sol, es una dinámica habitual y el baño es posible tanto en la costa como si nos adentramos una milla hacia el interior. La experiencia de recorrer el mar es única, con bonitos paisajes de los pueblos costeros a un lado y los amaneceres y atardeceres con vistas hacia el mar, por el otro. Es una vivencia única que queda grabada para toda la vida.
Actividades acuáticas
El alquiler del barco no solo encuentra ventajas en la belleza del paisaje. Es, además, una opción muy práctica y rentable para los amantes de actividades acuáticas. Buceo, snorkel o paddle surf son algunos ejemplos de modalidades que encuentran aquí un entorno único. La limpieza del agua es mayor cuánto más alejados estamos de la costa y esto se traduce en una mejor visión de todo el entorno marino. España tiene una gran reserva de animales en sus aguas y poder contemplarlos en su hábitat natural de forma tan clara y explícita es un privilegio. Por otro lado, la contratación de una actividad de estas características implica una importante inversión de dinero, pues hay que pagar el mantenimiento del barco, el servicio o la gasolina; así que el alquiler propio ofrece una gran rentabilidad en este sentido.
El Mediterráneo presenta, a lo largo de sus 1.500 kilómetros de costa que tiene en España, numerosos puntos para disfrutar de una gran cantidad de animales. La variedad es muy amplia y los aficionados a estas actividades pueden tener un recuerdo imborrable.
Comodidad
Los barcos han mejorado notablemente sus prestaciones en los últimos años, tanto desde el punto de vista funcional y práctico como en el ámbito tecnológico. La tripulación puede disfrutar de una navegación tranquila y cómoda que se prolonga durante una o dos semanas, incluso meses; sin sufrir ninguna alteración en sus hábitos diarios. Acciones básicas como dormir, comer, cocinar o ir al baño se realizan con total normalidad. Por otro lado, la infraestructura de las zonas portuarias de los pueblos costeros españoles son de gran calidad, de manera que el patrón puede encontrar muchos enclaves a lo largo del viaje para repostar gasolina. La ventaja de viajar en barco es que no se depende de horarios y la tripulación puede aprovechar las buenas condiciones de amarre para realizar una parada y pisar tierra en cualquier momento.
Destinos
La propuesta de enclaves para realizar un viaje en barco por el Mediterránea es inmensa. Desde Cataluña, donde destacan puntos comoPalamós, Blanes o Lloret del Mar; hasta el Estrecho de Gibraltar, en el que las aguas mediterráneas chocan con el Atlántico en un fenómeno único en el mundo; las personas pueden disfrutar de un recorrido cargado de experiencias y fotografías de mucho valor. El norte está cargado de acantilados, preciosas calas para darse un baño y pueblos muy bonitos que invitan a soltar el ancla y disfrutar con la vista. El área ubicado en la frontera entre las provincias de Tarragona y Castellón es otro de los puntos más particulares, pues el viaje transcurre entre el Delta del Ebro, lugar en el que desemboca este famoso río, y el parque natural que escolta al histórico Castillo de Peñíscola.
¿Alguna vez has visitado una isla pirata? Si alquilas un barco en Alicante, puedes hacerlo. La isla de Tabarca es un pequeño enclave ubicado frente a la costa de Santa Pola y uno de los puntos más visitados en verano. Es, además, un área protegida, por lo que los visitantes pueden conocer una gran fauna marina alrededor de unas aguas cristalinas que no tienen nada que envidiar al Caribe. Muchas familias aprovechan la visita para degustar el plato de Caldero, una combinación de pescado y arroz que los restaurantes de la isla llevan en lanchas a los barcos. El paraje natural de Calblanque, junto a Cartagena; la costa almeriense, vigilada por el faro del Cabo de Gata; o la zona de Almuñécar son otros destinos ideales en un viaje en barco privado por el Mediterráneo.