Un año nuevo inicia y, la verdad, el mundo se encuentra casi igual a como terminamos el anterior. La mayoría de las personas se la pasa mirando las redes sociales con el fin de encontrar diferentes medios de opinión. Y francamente, aunque resulte probablemente polémico, el tema sobre el anonimato en la redes sociales, han hecho que muchas personas se animen y expresen con libertad lo que piensa.
Si miramos un poco atrás en el 2017 se dio a conocer la propuesta de la política de excluir la eventualidad de crear perfiles en redes sociales de manera anónima. Para ello se utilizaba la evidencia de la necesidad de aplacar el uso de ese anonimato como resguardo para todo tipo de acosos y hasta amenaza. La polémica, indiscutiblemente, estaba servida.
Redes anónimas
Una de las importantes evidencias en contra era que, obviando el anonimato, se embestía la privacidad y sobretodo la libertad de expresión permitiendo que los ciudadanos, al no contar con ese anonimato, practicaran un modo de auto censura de sus acuerdos empobreciendo la discusión pública. En otro sentido, se expresaba que, para identificar una persona que cometiera una infracción en este contexto, no era prácticamente preciso conocer su identidad gracias a que «informáticamente» se le podía ubicar igualmente donde quieras que este.
Hasta este momento la polémica, si se hiciera un debate más allá de la inminencia especifica de un perfil a otro las amenazas de todo tipo, ofensas, difamaciones, entre otros insultos y nos ubicáramos a la viralización de noticias o a las vías de opinión utilizando perfiles falsos especialmente desarrollados para ello, el tema se compleja bastante.
Son dos temas diferentes pero que se juntan partiendo ambas bases de la posibilidad de diseñar perfiles en redes sociales a partir del anonimato. Por ejemplo el «Astroturfing«, son los seguidores falsos o los llamado zombies, que ofrecen expresiones populares sobre la comercializado servicios de reputación en línea para personas públicas o para compañías utilizando este sistema de insegura moralidad pero, en realidad muy efectivo.
Basado en ese tema se ha hablado con complacencia en todo tipo de medios interpretado cómo afecta esto en las campañas electorales, creando más derivaciones políticas nacionales y hasta internacionales con imputaciones que van de un país a otros.
Como siempre, hay individuos que se aprovechan de este tipo de circunstancias, para beneficio propio. Varios para lucrarse de muchas formas utilizando espacios de alegalidad y otros, simplemente porque no conocen el buen uso de sus formas de expresarse y confunden la libertad de expresión con un tema que se llama «libertinaje de expresión»