Al hablar del alcohol y su impacto en la vida de las personas, hay que saber distinguir entre el abuso y la dependencia, ya que ambos conceptos implican grados diferentes de severidad. En ocasiones, quienes padecen problemas con el consumo de alcohol buscan soluciones en centros especializados, como un centro de desintoxicación, donde se ofrecen tratamientos específicos para cada caso.
Pero, no siempre es fácil reconocer la línea que separa el abuso de la dependencia, lo que retrasa la búsqueda de ayuda profesional. Por ello, es fundamental entender qué significa cada término y cómo se manifiestan en el comportamiento de quienes enfrentan estas dificultades. Ambas definiciones y su diferencia las estaremos discutiendo a continuación.
¿Qué es la dependencia del alcohol?
Es una condición crónica en la que el individuo desarrolla una necesidad física y psicológica por el consumo de esta sustancia. Según adiccionesmadrid.es, la dependencia del alcohol implica la pérdida del control sobre la ingesta, lo que lleva a la persona a priorizar el consumo de alcohol por encima de cualquier otra actividad. Este trastorno está asociado con síntomas de abstinencia, como ansiedad, temblores, sudoración y náuseas, que se presentan cuando el individuo intenta reducir o dejar de consumir alcohol.
El cuerpo de una persona dependiente se adapta a la presencia continua de alcohol, lo que genera tolerancia y cada vez necesita consumir más cantidad para sentir los mismos efectos. Esta escalada en el consumo agrava la situación, ya que, al aumentar la cantidad ingerida, aumentan también los riesgos para la salud. La dependencia no solo tiene efectos negativos en el cuerpo, sino que también afecta la vida social, laboral y emocional del individuo.
¿Qué es el abuso del alcohol?
Se refiere a un patrón de consumo que genera consecuencias negativas para el individuo, pero que aún no ha evolucionado hacia una dependencia. En este caso, la persona tiene episodios de consumo excesivo, pero todavía conserva cierto control sobre cuándo y cuánto bebe. No obstante, el abuso también suele derivar en problemas sociales, laborales o legales, como llegar tarde al trabajo, verse envuelto en peleas o tener accidentes relacionados con el consumo de alcohol.
El abuso del alcohol también es un factor desencadenante para problemas de salud a largo plazo. Aunque no haya una adicción física, el consumo excesivo de alcohol daña el hígado, el cerebro y otros órganos. Además, incrementa el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer.
¿Cómo diferenciar el abuso de la dependencia del alcohol?
Diferenciar el abuso de la dependencia del alcohol es clave para buscar el tratamiento adecuado. Una de las principales diferencias radica en el control que la persona tiene sobre su consumo. Mientras que alguien que abusa del alcohol aún logra decidir cuándo dejar de beber, una persona dependiente ha perdido esa capacidad y necesita del alcohol para sentirse bien.
Quienes abusan del alcohol reconocen las consecuencias negativas de su consumo, aunque no siempre logran moderarse. Sin embargo, en el caso de la dependencia, el consumo ya no es una opción consciente, sino una necesidad.
Otro factor distintivo es la presencia de síntomas de abstinencia. Las personas con dependencia experimentan malestar físico y psicológico cuando no consumen alcohol, lo que las lleva a continuar bebiendo para evitar estas sensaciones. En cambio, quienes abusan del alcohol no presentan este tipo de síntomas, aunque sufren consecuencias a nivel emocional, como depresión o ansiedad derivadas del consumo.
Finalmente, la tolerancia es un signo claro de dependencia. Una persona dependiente necesita cada vez mayores cantidades de alcohol para alcanzar el efecto deseado, mientras que alguien que abusa del alcohol no experimenta este fenómeno, aunque consuma grandes cantidades en situaciones puntuales.