Esta temporada de otoño es ideal para compartir con los niños y hacer actividades provechosas y reconfortantes, que entretengan y a la vez enseñen cosas positivas. Enseñar refranes es una excelente opción que, además de ser divertida, deja muy fructíferos resultados, principalmente en lo referente a la inculcación de valores.
Compartir con los niños es un placer que muchos disfrutan de distintas maneras: jugando, aprendiendo nuevos oficios, realizando distintos quehaceres, haciendo deporte, paseando por la naturaleza y, en general, divirtiéndose. Hay muchas actividades que se pueden combinar y aprovechar para entretenerse y dejar en ellos algo verdaderamente positivo.
El otoño trae consigo una variedad de colores con sus increíbles matices que motivan cualquier tipo de divertidas y emocionantes tareas, y que se pueden realizar tanto en la casa como en el campo. Esta hermosa temporada del año ofrece la excusa perfecta para compartir en familia.
Vivir al máximo la naturaleza y descubrir lo que ella ofrece en esta época del año es una motivadora actividad que se puede combinar con otras complementarias para sacarle el máximo provecho. Enseñar refranes a los niños es una muy buena opción que se puede hacer al aire libre y que seguro les dejará excelentes enseñanzas.
Inculcar valores de manera divertida
Con los refranes no solo se enseñan mensajes populares, sino también valores que marcarán la vida del niño y que le ayudarán a ser una mejor persona. Para conocer los mejores pensamientos y proverbios que sirven para compartir en familia, solo basta con entrar aquí y recorrer la amplia recopilación existente que hay en diversos países.
El refranero popular es la fiel expresión del conocimiento popular de cualquier lugar, por lo que es de gran ayuda para que los más pequeños comiencen a reforzar su personalidad sobre la base de esas sabias enseñanzas, que muy fácilmente y de manera entretenida, se pueden compartir y analizar.
Cada refrán presenta una situación particular que refleja una realidad, en ocasiones de manera muy intelectual, y otras más divertidas; pero en todo caso siempre son muy útiles para describir cualquier escenario o circunstancia y la forma sobre cómo comportarse o responder ante ello de manera positiva.
Los niños son como esponjas que absorben todo lo que escuchan y ven, por lo que al revisar los significados de los proverbios populares y sembrarlos en su mente, contarán con una información importante que los ayudará para actuar de la mejor manera cuando se presente la ocasión.
Por ejemplo, cuando un niño recibe un regalo y por no gustarle es capaz de no aceptarlo y hacerle un desaire a quien tuvo la buena intención de dárselo, es porque seguro que nunca escuchó aquel famoso refrán popular que dice “a caballo regalado no se le mira el diente”.
Puede sonar extraño, pero si los pequeños prestan atención a dicho mensaje, seguro que actuarán mejor cuando atraviesen una situación similar. Aquí reside la importancia de enseñar a los niños todos los refranes que se puedan para que asimilen sus valores y cuando crezcan los utilicen en toda su extensión.
Por otra parte, cuando se le dice a un pequeño “al que madruga, Dios le ayuda”, se le está inculcando la importancia de levantarse temprano para realizar sus actividades diarias; algo muy parecido sucede con el refrán “no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”. Cualquier mensaje positivo que se pueda dejar en su mente, será perfecto para su buena formación personal.
Ocurrencias con mucho sentido
A veces se puede determinar el origen de un proverbio determinado, pero la mayoría de las veces es muy difícil, por cuanto habitualmente provienen del propio pueblo, de sus vivencias y, en muchas ocasiones, de divertidas ocurrencias que se fueron afianzando en el lenguaje colectivo.
Lo que indudablemente se muestra, es que cada refrán encierra tras de sí un increíble bagaje de sabiduría popular, que son de gran ayuda para afrontar la vida y expresar siempre lo mejor que se pueda dar. Entonces, qué mejor manera de enseñar cosas buenas a los futuros hombres y mujeres del mañana.