El mercado de los metales arranca con varios altibajos este 2022. Por una parte, las disrupciones en el suministro del aluminio y el zinc han disparado sus precios, estimulado además por los altos precios de la energía eléctrica. Asimismo, las ganancias son limitadas por el aumento del dólar y ante las preocupaciones por la nueva variante del coronavirus Ómicron que se expande rápidamente.
El 2021 el año de la inflación de los metales
Según el precio referencial de la Bolsa de Metales de Londres, el precio del aluminio subió más del 40% durante el 2021, actualmente está por encima de los $2.800 por tonelada. Por su parte el zinc subió un 28% el año pasado y actualmente cotiza por encima de $3.500 por tonelada.
Fuentes relacionados con la industria de los metales advierten que los inventarios ya están bajos y van a salir más metales de los almacenes. Y afirman qué la inflación de los precios de la energía, así como la escasez de aluminio y zinc van a estar por mucho más tiempo con nosotros.
A esto se le suma la subida del dólar, que consecuentemente hace que los metales cotizados en la moneda norteamericana sean más caros para los tenedores de otras monedas. Esto podría contribuir a que se reduzca la demanda de dichos metales.
Al cóctel de incertidumbres se suma la situación de China. El gigante asiático ya venía lidiando con los altos precios de la energía, así como las disrupciones. Ahora se le suma que su principal exportador del carbón (utilizado en las centrales eléctricas), Indonesia, prohibiera las exportaciones para este mes.
La crisis sanitaria al acecho de la economía
Actualmente el aumento de la inflación es un fenómeno que azota a las diversas industrias, no sólo a la de los metales. La crisis sanitaria producto de la pandemia del COVID-19 ha generado una serie de problemas que, entre otras cosas, golpea la economía de los países. Producto de las restricciones a la movilidad, se ha visto afectada la cadena de suministros mundial.
Sectores como las tecnológicas y la industria automotriz se han visto afectados por la escasez de chips y otros materiales claves. Economías sólidas, como la norteamericana y la de la Unión Europea han registrado tasas de inflación históricas en más de tres décadas. Sin lugar a duda que todo esto también ha contribuido a la escasez de suministros de metales y consecuentemente el alza de sus precios.